Aceite de granada, ¡lo que hace por tu piel!

El aceite botánico de granada, conocido como uno de los elíxires más sorprendentes del Medio Oriente, se obtiene del prensado en frío de las semillas de esta fruta; contiene un sinfín de ácidos grasos y antioxidantes, que junto con las sustancias fotoquímicas hace de la fruta en sí y de sus derivados como el aceite, un tesoro muy beneficioso.

En forma de aceite y al ser aplicada en la piel, se convierte en compañero muy preciado al mantenerla hidratada, pues con la simple acción al pelar la fruta, nos percatamos de la gran cantidad de jugo en su interior; en el rostro, ayuda a mantener un pH equilibrado, lo cual es imprescindible al momento de envejecer. Luchan contra el imparable efecto que llega de la mano con la vejez, las arrugas, pues pueden ser frenadas con la aplicación constante del fruto carmesí o sus derivados, regalando al rostro un tono sencillamente radiante.

Con la mezcla de ácidos grasos y punícicos (Omega 5), brinda elasticidad al promover a gran escala la producción de colágeno y brindando ayuda a una mejor circulación, con la cual quedarás encantado (1)

Siguiendo la lista de beneficios, el aceite de granada implícitamente ayuda a esquivar irritaciones en el cuerpo, y gracias a la inmensa cantidad de antioxidantes, crea una capa protectora del sol, tomando el lugar de un protector solar muy natural y cosmético –es importante utilizar bloqueador solar de todas formas, pues esto crea una doble defensa de los rayos solares-

Por último, al estar lleno de vitamina C ayuda a mejorar la elasticidad, mejorar el tono y equilibrar el pH, dando un aspecto sano y radiante.

Con tales propiedades, fácilmente nos damos cuenta que el aceite de granada, aunque es relativamente nuevo en la cosmética es una fruta muy preciada de la naturaleza, y claramente un ¡menester en nuestros tocadores!

El aceite anti-edad de BENESEN , tiene en sus ingredientes el aceite botánico de granada.

(1) Ya que estimula la generación de queratinocitos que tienen como objetivo revitalizar la piel y dar entrada al nacimiento de nuevas células epidérmicas.